He decidido crear este blog a modo de relato personal como consecuencia de unos acontecimientos que han perturbado y perturban mi vida desde hace casi 20 años.
Voy a hacerlo en primera persona aunque realmente los hechos también han afectado a los miembros de mi familia, que al igual que yo se han visto arrastrados por los acontecimientos.
Todo empezó en Julio de 1989. Hacía años que pasábamos las vacaciones de verano en una casita en Vilar, en Redondela, muy cerquita de Vigo. No residíamos allí, pues por circunstancias personales, nuestro domicilio debía ser en la ciudad. Todo era tranquilidad, podreis imaginarlo, rodeados de árboles, lejos de los ruidos molestos de la ciudad, de los edificios, finca para que los niños jugasen, una maravilla, modesta pero maravilla al fin y al cabo. Basta decir que los conejos del monte se acercaban hasta la puerta de casa, haciendo las delicias de los más pequeños.
De pronto, todo esto se acaba. La tranquilidad, el sosiego y también mi vida. Porque a partir de Julio de 1989 puedo decir que mi vida, la vida que yo tenía ya no volvió a ser la misma.
De la noche a la mañana una industria de fabricación de hormigón se instaló ilegalmente al lado de mi casa y a partir de ese instante mi vida se ha convertido en un calvario. Llevo casi 20 años sufriendo y padeciendo lo que supone vivir al lado de una industria de hormigón, los ruidos, polvo, vertidos, y por si fuera poco las amenazas de ciertos sujetos sin escrúpulos, que directa o veladamente han hecho lo indecible para que venda mi casa y me vaya. Sí, digo "vivir al lado" y "me vaya", porque desgraciadamente, esas circunstancias personales que me obligaban a vivir en Vigo, hace 10 años me obligaron a vivir en esa casa, en ese edén que se ha convertido en mi tumba de ruido y hormigón.
Mi intención al escribir este blog no es otra que hacer un pseudodiario de estos 20 años, de lo que he sufrido en mi experiencia personal, y como mi problema persiste, contar cómo están las cosas en la actualidad. Si a alguien interesa, bienvenido sea, si no es así, al menos me queda el consuelo de haberme servido como desahogo, que buena falta me hace. Un saludo.
Voy a hacerlo en primera persona aunque realmente los hechos también han afectado a los miembros de mi familia, que al igual que yo se han visto arrastrados por los acontecimientos.
Todo empezó en Julio de 1989. Hacía años que pasábamos las vacaciones de verano en una casita en Vilar, en Redondela, muy cerquita de Vigo. No residíamos allí, pues por circunstancias personales, nuestro domicilio debía ser en la ciudad. Todo era tranquilidad, podreis imaginarlo, rodeados de árboles, lejos de los ruidos molestos de la ciudad, de los edificios, finca para que los niños jugasen, una maravilla, modesta pero maravilla al fin y al cabo. Basta decir que los conejos del monte se acercaban hasta la puerta de casa, haciendo las delicias de los más pequeños.
De pronto, todo esto se acaba. La tranquilidad, el sosiego y también mi vida. Porque a partir de Julio de 1989 puedo decir que mi vida, la vida que yo tenía ya no volvió a ser la misma.
De la noche a la mañana una industria de fabricación de hormigón se instaló ilegalmente al lado de mi casa y a partir de ese instante mi vida se ha convertido en un calvario. Llevo casi 20 años sufriendo y padeciendo lo que supone vivir al lado de una industria de hormigón, los ruidos, polvo, vertidos, y por si fuera poco las amenazas de ciertos sujetos sin escrúpulos, que directa o veladamente han hecho lo indecible para que venda mi casa y me vaya. Sí, digo "vivir al lado" y "me vaya", porque desgraciadamente, esas circunstancias personales que me obligaban a vivir en Vigo, hace 10 años me obligaron a vivir en esa casa, en ese edén que se ha convertido en mi tumba de ruido y hormigón.
Mi intención al escribir este blog no es otra que hacer un pseudodiario de estos 20 años, de lo que he sufrido en mi experiencia personal, y como mi problema persiste, contar cómo están las cosas en la actualidad. Si a alguien interesa, bienvenido sea, si no es así, al menos me queda el consuelo de haberme servido como desahogo, que buena falta me hace. Un saludo.
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