Vamos a observar estas imágenes. Son la captura de un video grabado hoy, día 14 de Noviembre de 2013 a las 14:00 horas. Al fondo se encuentran las instalaciones del Colegio Porto Cabeiro, atrás fuera de plano están las instalaciones de la cementera de Vilar. Una hormigonera ha estado cargando material y sale de la planta coincidiendo con la salida de los niños de sus clases. Para en el cruce dejando pasar a unos pequeños acompañados de un adulto que van por el camino. Los niños pasan a su lado y continúan con sus juegos sobre el grisáceo camino de cemento lleno de polvo de la empresa.
Siento una completa y absoluta repulsa ante estas imágenes, la sentí esta mañana, mientras grababa la escena y continúo sintiéndola ahora, al escribir estas líneas. Estoy cabreada y decepcionada, pensando en la clase de personas que pueden considerar esto normal. Lo siento, pero no es normal. No es normal que una cementera esté al lado de un colegio, no es normal que haya quejas anónimas (por miedo a represalias) afirmando que hay casos de problemas respiratorios y asma entre el alumnado y los profesores, no es normal que nadie dé la cara y no es normal que existan personas que la apoyen.
Si tan sólo el colegio se hubiera pronunciado, se hubiera quejado, pero de verdad, si hubieran denunciado su situación, hace años que se habría acabado esta lamentable situación. ¿Pero por qué no lo han hecho?, cobardía, miedo a represalias, dejadez. ¿Era más fácil quitar a los niños del colegio que protestar por la situación?, o ¿simplemente la quieren ahí, no les importa, no les molesta y es lo que merecen?.
Lo he pensado muchas veces. Nosotros luchamos por nosotros, ya hace tiempo que dejamos de pensar en el "pobre colegio". Soy consciente de que estas palabras son políticamente incorrectas, pero es así.
24 años, ventanas cerradas, sin poder salir al patio, al recreo, clases de gimnasia suspendidas, ruidos, nubes de polvo, problemas respiratorios, ¿y no hacen nada?. Lo siento, pero no es normal. Si no han hecho nada es que lo aceptan y si lo aceptan es que lo merecen (no los niños, que no tienen la culpa), pero sí los adultos conscientes de lo que pasan sus hijos, sus alumnos, sus vecinos.
Ya no puedo sentir lástima por ellos, sino una enorme indignación. Tal vez mañana me arrepienta de estas palabras, pero hoy es lo que siento.
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