lunes, 6 de octubre de 2008

Abogados y primeras experiencias judiciales

Aunque mi intención no era esta en un principio, tarde o temprano comprendí que yo sólo no iba a ser capaz de solucionar el problema, y que cada vez las cosas se complicaban más. Ante esto, no me quedó otra que apoyarme en un abogado. Mi primera reacción me llevó a pedir consejo a una empresa rival de la causante de mis males, gracias a la cual, conseguí la primera ayuda jurídica para poder realizar alegaciones ante el ayuntamiento, 2 años después de que la empresa estuviera funcionando, que fue cuando salió a información pública la intención de instalar una empresa de hormigón en el lugar.
Como podréis suponer mis alegaciones no sirvieron para nada, y siguiendo el consejo de algunos amigos, me dispuse a contratar un abogado y empezar la batalla.

Cuando uno contrata un abogado, al menos a mi me pasó, tiene tendencia a preguntar referencias sobre él a conocidos que lo hayan contratado antes. La referencias de B, eran buenas, había ayudado mucho a la madre de mi amigo, por lo que me pareció adecuado. Sin embargo, ahora sé que además hay que asegurarse de que el abogado sea el adecuado para el caso en cuestión y su complejidad. Lamentablemente, tardé un tiempo en darme cuenta de que B parecía no saber qué hacer y de que seguía unos caminos inadecuados para solucionar mi problema. Lo más honesto habría sido que reconociese su incapacidad y dejase de perder mi tiempo y de perjudicarme, dejando aparte la cuestión económica, pero eso lo habría hecho si como digo fuese honesto. Con respecto a su relación con el empresario, mejor no hablo, ya que me contaba cosas sobre él como si realmente lo conociera, lo cual no hizo sino incrementar mi desconfianza en él, aunque no quiero ser paranoico y prefiero otorgarle el beneficio de la duda y tildarlo solamente de incompetente, al menos en lo que a mi caso se refiere. Jurídicamente su intención no fue otra que considerar el caso como un delito medioambiental, lo cual fue un fracaso absoluto, ya que aunque efectivamente los niveles de polvo y ruido producidos eran superiores a los límites legalmente establecidos, y además la empresa realizaba vertidos al lecho de un río cercano, la contaminación para ser considerada como delito medioambiental, sobre todo en aquellos años debía ser mucho más grave, así como más importantes los ecosistemas dañados.


Tras haberme sentido más defraudado que nunca por este abogado, tardé un tiempo en encontrar otro que, ahora sí puedo decirlo, ("por ahora"), ha sido un auténtico impulso a mi causa, se ha implicado al 100 %, y gracias al cual he obtenido los triunfos en mi larga lucha, que confío, esté pronta a terminar, con la victoria de mi lado y el cierre de la empresa ilegal.

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