Con el paso de los años, una empresa boyante necesita expandirse, no sólo en el mercado, sino también dentro de sus propias instalaciones. Cuando el terreno se hace pequeño, lo normal es pretender ampliarlo y para ello hay diferentes métodos, algunos más morales que otros.
En este caso, no sólo califico el método de esta empresa para extenderse como inmoral, sino que también considero que roza la ilegalidad, debido a la devaluación de los terrenos que su mera instalación supone, ya que es un claro quebranto de la libertad de mercado. Os cuento por qué:
La primera parcela que ocupó la empresa, pronto se quedó pequeña, dado el volumen de camiones, así como de los residuos sobrantes de la producción. He visitado otras industrias de este tipo y he podido comprobar como tienen equipos recicladores del hormigón sobrante, ya que nadie está para desperdiciar nada, y mucho menos cuando hay dinero en juego.

Supongo que para esta empresa el dinero no es un problema, ya que he podido comprobar atónito cómo vacian hormigoneras enteras, día tras día en los terrenos lindantes a mi propiedad, que fueron adquiridos por la misma, como os decía por falta de espacio. El problema es cómo se realizó esta transacción. 
Al lado de mi casa, había otra finca, sin vivienda, destinada al cultivo. Cuando se instaló la empresa, mi vecino, como no vivía allí, no se opuso, desconociendo lo que se le vendría encima. En el momento en que el empresario comprendió que necesitaba ampliar sus horizontes, lo que hizo fue hacerle la vida imposible hasta lograr que se la vendiera, por supuesto a un precio muy conveniente para la empresa. La técnica consistió en realizar vertidos, destrozar el muro y hacer todo lo posible para causar los daños suficientes como para que fuera más fácil vender que recuperar lo perdido. Estoy seguro de que pretendía emplear la misma técnica conmigo, pero estoy orgulloso al decir que yo no caí en la trampa.

Sin embargo debo decir que aunque entiendo por qué mi vecino hizo esto no puedo perdonar su cobardía, ya que si su comportamiento hubiese sido otro, las cosas no serían tan duras y difíciles, al no estar yo sólo en mi lucha.
Podéis pensar que como esto ocurrió hace años, ya es cosa pasada. Pero no es así, pues hace poco (un año aproximadamente), volvió a repetirse la misma historia, pero esta vez con el camino público que da acceso a mi vivienda y que pasando frente a la empresa, acaba en una carretera principal.
Normalmente las empresas están ubicadas en un recinto, con un perímetro definido. Pero ésta no. Esta empresa está "al aire", sin muros, sin limitaciones, pegada al camino, sin más. Imaginaos una casa sin paredes y sus dueños echando la basura a la carretera.
Como esta situación era inadmisible, mis denuncias al respecto sobre la colocación de aspersores en un camino público, así como de la ocupación del mismo con materiales como grava y arena, en grandes montañas, que debíamos esquivar los vecinos, y la puntilla que supuso un informe de una empresa de medición de ruidos situada en la zona, donde se informaba de la comisión de una infracción grave por estos hechos, obligaron a cambiar los planes.
De la noche a la mañana, el camino público fue ocupado aún más por los materiales, fue colocado un portal e impedido el paso a los vecinos, y fue construido un muro así como utilizado parte del monte vecinal para modificar el trazado del camino público, del que se había apropiado la empresa.

Parece ser, según me informaría más tarde un Concejal del Ayuntamiento de Redondela, como si se tratase de lo más normal del mundo, que la empresa había hecho un intercambio con la Comunidad de Montes de Vilar, que le había cedido una parte del monte.
Desconozco en qué consistió el intercambio, pero a pesar de que el Ayuntamiento afirma que no tuvo nada que ver en este tema, lo dudo mucho, ya que lo que se ha modificado es un camino público, y no un terreno cualquiera.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario