sábado, 22 de noviembre de 2008

Carta a los vecinos de Vilar

Seguramente muy pocos leereis mis palabras y mucho menos los vecinos de mi zona, en Vilar de Infesta, Millarada, en Redondela.

Antes de nada, me gustaría deciros que no es mi intención ofender a nadie, aunque tal vez algunos sí que deberían sentirse ofendidos, o mejor culpables, por la pasividad que han demostrado durante estos años.

El que yo sea el vecino más próximo a la cementera no implica que sea el único afectado ni mucho menos, y eso quiero dejarlo muy claro. La instalación de una empresa de manera ilegal y que es considerada como molesta, nociva, insalubre y peligrosa, afecta a toda la comunidad, y por ello ha de ser toda la comunidad la que debe movilizarse y oponerse a ella, tal y como sucede en otros lugares. Sin embargo, parece que el egoismo de muchos y la pasividad de otros, no sólo ha dado carta blanca a un ayuntamiento y una empresa que se han sentido con derecho a hacer lo que les diera la gana, sino que ha perjudicado a terceros que han de sufrir diariamente las consecuencias.

Muchos creerán que yo soy el principal egoista, ya que en lugar de vender mi casa y marcharme, permitiendo que la empresa creara puestos de trabajo y prosperidad en la zona, he iniciado una lucha, que si como espero es fructífera, podría traer problemas a la corporación municipal, por todo lo que lleva hecho. No siento remordimientos al respecto. ¿Acaso si ellos se encontraran en mi lugar no harían lo mismo?. A decir verdad, no lo creo. Pero mis motivos son tan válidos como los de cualquiera. No soy yo quien debe irse, no soy yo quien está ilegal y lleva veinte años haciendo daño a la comunidad lucrándose con ello. El fin no justifica los medios. Si ponemos a un lado de la balanza los puestos de trabajo que ha creado en la zona y los beneficios que esta empresa nos ha dado, y en el otro todo el daño que ha causado, las amenazas, contaminación y perjuicios de toda índole que sigue provocando, son estos últimos los que ganarían, digan lo que digan.

Me gustaría decirles algo a mis vecinos: a los que se oponían al principio y recibieron favores después, a los que callan y agachan la cabeza cuando pasan a mi lado, a los que dicen no saber nada sobre las ilegalidades en las que incurre la empresa haciendo oídos sordos al problema, y a los que ni les va ni les viene el tema. ¡Miradme a la cara!, ¡decidme lo contentos que estáis con esta empresa, que quereis que siga aquí, y que no causa ningún problema!. Estoy cansado de oir comentarios susurrantes cuando alguien se digna a hablarme, de que esta empresa es insoportable, del daño que hace. ¡Dad la cara!, ¡id a la prensa como yo he hecho. Que todo el mundo se entere de que no estais de acuerdo, de que lo que ha hecho el ayuntamiento no se puede permitir!, que se vaya esta empresa de aquí. No seáis cobardes. No es tarde para hacer algo.




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