Anticipándonos a la posibilidad de que fuésemos preguntados en la vista sobre la situación del colegio público, cercano a la planta de hormigón, quisimos informarnos sobre la misma personalmente, y para ello nada mejor que preguntar a la dirección del mismo.
Debo reconocer que esta idea nos resultaba un tanto incómoda, al desconocer completamente cómo seríamos recibidos, dadas algunas experiencias con antiguos miembros de la dirección. Baste decir que cual concejal de vías y obras, una antigua directora supervisó personalmente la colocación de los aspersores en la vía pública por parte de la planta, sin importarle en absoluto la situación de los vecinos.
Sin embargo, en esta ocasión, la actual directora nos recibió con total cordialidad, y del mismo modo procedió a explicarnos cual era la postura del centro, que si bien, no podía manifestar de manera oficial por escrito, sin contar con el beneplácito del claustro, sí nos autorizó a declararlo en la vista, si eso era oportuno, dada la total transparencia, y en mi opinión, sinceridad de sus manifestaciones:
Considera que el colegio es un perjudicado más, sobre todo por el polvo, pero también por el ruido de los numerosos camiones que circulan a gran velocidad, suscitando quejas por parte de padres y profesores.
Las consecuencias del polvo consisten en picor de ojos y de garganta, además de afectar al desarrollo de las clases, pues impide abrir las ventanas así como el normal desarrollo de la clase de gimnasia cuando se realiza en el exterior.
Nos informó sobre la existencia de un acuerdo con Ayuntamiento y empresa, según el cual y mediante un informe cree que elaborado por el ayuntamiento, la empresa está obligada a realizar riegos de la carretera tres veces al día (mañana, mediodía y tarde), mitigando así el exceso de polvo que se acumula en la misma. Preguntada sobre si esta medida es suficiente, aclara que no elimina el polvo en suspensión que existe y que ella misma ha podido comprobar en forma de nubes que desde la empresa se dirigen al colegio.
Un tanto indignada nos comentó que la empresa está incumpliendo el acuerdo y que tras hablar con el gerente de la misma, éste le prometió que daría órdenes directas en tal sentido. A pesar de ello, la empresa continúa incumpliendo, y tras varias ocasiones sin lograr ponerse en contacto con él, tomará medidas al respecto que consistirían en realizar un escrito al Ayuntamiento informándole de la situación para que sea éste el que resuelva el problema.
Como veis, nuestra visita al colegio sirvió para aclarar que la problemática en el mismo sigue siendo la misma que hace años, el polvo (imposible de mitigar completamente con los riegos) y el importante tráfico de vehículos pesados, que por si fuera poco, no respetan ni el límite de velocidad de la zona escolar.
Como conclusión, solo me resta decir que es lamentable que no puedan ni abrir las ventanas de un colegio, que tras una reforma reciente, ha quedado muy mejorado y acogedor, al menos en teoría.
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