Días antes de que la vista tuviera lugar tuvimos conocimiento de que acudirían a la misma tres testigos aportados por la empresa, vecinos de la zona. Esto no tendría la menor relevancia, ya que es completamente comprensible que en la zona existan vecinos que apoyen a la empresa y que quisieran testificar a su favor. Aceptamos con resignación esta cuestión y esperábamos que aportasen datos favorables a la misma, y ensalzasen sus "bondades", por ejemplo desde el punto de vista económico, como motor económico de Vilar.
Sin embargo, no se dirigían en estos términos sus testimonios, sino única y exclusivamente a atacarnos a nosotros. Así, manifestaron a petición de la empresa, primero en un acta notarial y después en la propia vista, que nos conocían personalmente y que a pesar de ser los propietarios de nuestra casa, no la usábamos y nunca la habíamos usado como domicilio habitual.
Dada la contundencia de las pruebas aportadas por nuestra parte (informes policiales, sonométricos y sanitarios, además de los videos, algunos de los cuales os he mostrado), la estrategia de la empresa se centró en tratar de desacreditarnos,algo perfectamente válido, si no fuera por la falta de veracidad de sus afirmaciones.
He dudado mucho a la hora de pronunciarme sobre este tema, dado que judicialmente no se les ha otorgado a los testigos la menor relevancia, por lo que su participación no ha alterado el resultado del pleito. Sin embargo, es tanta la indignación que todavía siento que me resulta imposible no comentar algo al respecto.
Debo decir que la proposición de prueba testifical por parte de la empresa se realizó de tal manera que resultó imposible presentar nuevas pruebas por nuestra parte que los desacreditasen completamente, al haber expirado el plazo para ello. Esto ya nos colocó en una situación incómoda, pues como reconocería el juez en la sentencia, la acusación realizada por ellos no podría resolverse ni hacia un lado ni hacia el otro, convirtiéndose en su palabra contra la nuestra.
Seis personas firmaron el acta notarial de manifestaciones, todas ellas relacionadas directa o indirectamente con la empresa, pero sólo tres fueron aceptados para testificar en la vista, y todos ellos juraron no tener relación con ninguna de las partes ni interés en el asunto. Tras contestar a las preguntas quedó a relucir que no era cierto:
C.V.F: Concejal del Partido Popular del Ayuntamiento de Redondela (parte codemandada junto con la empresa). Presidente de la Comunidad de Montes de Vilar. Como tal reconoció la cesión de una parte del monte a la planta de hormigón, al parecer en alquiler, para desviar el camino público y permitir su ocupación por la empresa.
M.V.P: Vecino próximo a la hormigonera, aunque más alejado que nuestra vivienda y separado por una arboleda. Manifestó en reiteradas ocasiones que no había ruido ni polvo, aunque reconoció sin querer que la empresa trabaja de noche, matizando eso sí que no producía ruído, por lo que al parecer se trata de una planta de hormigón silenciosa. No le quedó más remedio que reconocer que antes de jubilarse había trabajado en la empresa, así como que su hijo está trabajando en la actualidad en ella.
J.F.G: Propietario de una panadería confitería. Presidente de la asociación de vecinos de Vilar. Manifestó que no vivimos en nuestro domicilio porque como presidente recorre la parroquia y no nos vio en nuestra casa. Además, otro motivo era que nunca le compramos el pan en su panadería y no salía humo de nuestra chimenea. Preguntado acerca de las ampliaciones de la empresa afirmó que estaba como al principio y que no se había dado cuenta de que había un nuevo silo porque él en eso no se fijaba.
En estas dos imágenes os muestro la distancia existente entre la planta de hormigón y las viviendas de los testigos, de lo que se deduce que no sólo no son asiduos de la zona, sino que a ellos ni les molesta ni les afecta la hormigonera.
Tan absurdos resultaron estos testimonios que no deberíamos darles la mayor importancia. Sin embargo, duele mucho oír las mentiras y no poder hacer nada para demostrar que desgraciadamente vivimos en nuestra casa de forma permanente desde hace más de diez años. Que ya pasábamos temporadas en ella mucho tiempo antes, aunque residíamos en Vigo. Que ojalá no fuera así, porque entonces nos habríamos ahorrado mucho sufrimiento, y lo que aún nos queda. Y es que, por mucho que defiendan a la empresa, por qué atacarnos, para qué tantas mentiras, sólo para hacer daño, para perjudicar, sin pensar en las consecuencias. No me olvidaré tan fácilmente de sus risas a la salida del juzgado acompañados por la abogada de la empresa, sintiéndose orgullosos de lo que habían hecho.
Tras saberse lo que había pasado, pues como ellos mismos han afirmado, es una parroquia pequeña y nos conocemos todos, varias personas me han mostrado su apoyo, avergonzados por lo que sus vecinos habían hecho, atónitos por lo que algunas personas son capaces de hacer por interés.
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