jueves, 12 de noviembre de 2009

Nuevo juicio: sanción por ruidos

Siguiendo con la evolución de nuestra lucha con la planta de hormigón de Vilar, en Redondela, os comentaré en esta entrada las últimas novedades al respecto.

El pasado miércoles 11 de noviembre tuvo lugar un nuevo juicio entre la cementera como demandante y el Concello de Redondela, como parte demandada. Dado nuestro interés en el asunto y como perjudicados, nos personamos en el mismo, apoyando al Concello (increible).

Y es que así es como funciona esto y aunque duela y el Ayuntamiento sea el principal responsable de nuestros males, en este caso concreto las circunstancias nos posicionaron del mismo lado.

El asunto en cuestión se remonta a diciembre del pasado año, fecha en la que tras muchas denuncias por nuestra parte, el Concello ordenó la realización de varias inspecciones sonométricas que arrojaron como resultado la comisión de una infracción muy grave al superar, la planta de hormigón, los niveles sonoros permitidos de forma continuada e incluso en horario nocturno. Como consecuencia de ello el 23 de diciembre el Concello de Redondela dictó una resolución en la que sancionaba a la empresa con una multa de 7.500 €, la cual fue recurrida y cuyo recurso a su vez desestimado por el Ayuntamiento, y es esta desestimación la que nos lleva a un nuevo procedimiento contencioso administrativo iniciado por la empresa y cuya vista tuvo lugar el pasado miércoles. De ahí que se entienda que en este caso la lucha era conjunta con el Ayuntamiento,apesar de que la sanción impuesta resultó bastante irrisoria dados los antecedentes de la empresa, la reiteración de los hechos, la voluntad claramente infractora y las otras sanciones que podrían haberse impuesto, que a nuestro juicio serían mucho más eficaces a la hora de evitar los ruidos y molestias provocadas o que al menos obligarían a llevar a cabo medidas correctoras a fin de no continuar con la contaminación acústica. En lugar de ello, tal y como se reconoció por parte del Ayuntamiento en la vista, se impuso esta sanción económica y no el cierre de la planta, de nuevo haciendo alarde de la intolerable permisividad que como norma ha mantenido durante 20 años el Concello con respecto a esta empresa. De nuevo surge la idea de "pagar para contaminar", ya que la sanción no ha supuesto ningún cambio en la actividad de la empresa, ni mejoras, ni medidas correctoras para evitar los ruidos, ni interrupción de la actividad en los horarios prohibidos tras la sentencia de protección de derechos fundamentales (dictada casualmente por este mismo juez).

A pesar de las escasas posibilidades con las que cuenta la cementera para justificar su comportamiento, la estrategia de recurrirlo absolutamente todo les ha llevado a este nuevo pleito, que dentro de la prudencia creo que perderán, ya que las pruebas aportadas resultan cuando menos ridículas. Limitarse a desvirtuar las mediciones realizadas por la empresa contratada por el Concello, homologada por la Xunta de Galicia, en varias jornadas y horarios, y quejarse de no haber sido avisados de su realización, aportar sus propias mediciones, de un sólo día, y en las que prácticamente el ruido era inexistente, así como burlarse del contenido de informes de la policía local que atestiguaban el ruido producido, no parecen augurar un buen resultado del pleito.

Y es que no sé en qué cabeza cabe quejarse de no haber sido advertidos de que se realizarán controles sonométricos y en qué pensarán cuando creen que sus propias mediciones tendrán algún valor, cuando ya fueron desestimadas en el juicio de derechos fundamentales. Si te avisan de que te van a medir el ruido que haces tal día a tal hora, entonces nadie cometería infracciones, al igual que si te vas a medir a ti mismo, sólo faltaba que fueras tan zoquete como para pasarte del límite y aportarlo al juicio. Sí fueron advertidos de que se realizarían controles, al igual de que se estaban pasando y que hicieran medidas para corregirlo, pero nada.

Por otra parte, infinidad de informes de la policía local demuestran que la actividad de la empresa es ruidosa y molesta, e incluso a altas horas de la madrugada. No contentos con esto, por parte de la entidad decidieron burlarse del contenido de los informes, más concretamente de unos hechos que desgraciadamente tienen lugar con frecuencia y que son costumbre por parte de los empleados desde la instalación de la cementera y es el limpiar los restos pegados y secos de hormigón de los tambores de los camiones-hormigonera con taladros. No sé si por ignorancia o mala leche, el abogado de la empresa se burló de lo del "taladro", quitándole importancia, como si se tratara del ruido que hace el vecino de arriba taladrando la pared y colgando un cuadro. No señor, no son taladros caseros los que usan sino taladros neumáticos, los de las obras vamos, esos que cada dos por tres levantan nuestras aceras, sí, sí esos, de un tamaño mediano. Aunque sea difícil de creer, hay que verlo. La hormigonera aparcada donde no moleste, claro, cerca de nuestra casa, el empleado dentro del tambor "armado" con el dichoso taladro y unos cascos, y dale que te pego todo el santo día, varios días, incluso semanas, saliendo para comer y poco más, porque al acabar con una, sigue con otra y lo tienen para eso. Muchos pensaréis, bueno si está dentro el ruido será menor, pero no, al ser hueco, el ruido se amplifica muchísimo, vamos a las mediciones me remito. Si es que es muy fácil culparnos a nosotros por denunciar, pero si lo que decimos fuera mentira, la empresa no sería sancionada, ¿no?.

Por último, quisiera comentar otra de las afirmaciones que se hicieron en el juicio, que a estas alturas no sé si tomármelo a broma o indignarme aún más. Siguiendo en la línea de ignorancia o mala leche que mantuvo durante la vista, el abogado de la empresa comentó despectivamente "no sé hasta que punto esa casa debería estar ahí", refiriéndose a la nuestra. Antes de hacer esta clase de comentarios este señor debería enterarse primero de la situación y es que nuestra casa estaba construida mucho antes que la empresa y legalmente, no como ellos, incluso con limitaciones de altura ya que debido a la cercanía del aeropuerto (que tampoco está tan cerca, pero bueno), se trata de una zona con servidumbres aeronáuticas. ¿Qué pasa con el Colegio Público Porto Cabeiro, que está al lado?, ¿tampoco debería estar allí?, porque también estaba antes que la planta de hormigón. ¿Y las otras viviendas, un poco más alejadas, tampoco deberían estar allí?. No, claro, si los culpables somos nosotros por hacer nuestra casa en una pequeña parroquia con viviendas unifamiliares y al lado de un colegio infantil. Qué malos somos.

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