Al contrario de lo que se suele decir de que el no tener noticias son buenas noticias, en nuestro caso pasan los meses y lejos de mejorar las cosas, cada día el volumen de trabajo de la cementera va en aumento.
Mientras pasa el tiempo, el Concello de Redondela continúa permitiendo esta situación y atrás quedan sus palabras afirmando que la sentencia de lesividad saldría antes de que finalizara el año.
Esta excusa, utilizada a cada momento para justificar su absoluta negativa a impedir que se sigan pisotendo nuestros derechos, ejecutando la sentencia firme de protección de derechos fundamentales, sigue imponiéndose frente a todo lo demás. Nada parece importar, ni la situación de ilegalidad de las instalaciones, ni la continuación de la actividad calificada como molesta por producción de ruidos y polvo, ni nada. Una y otra vez el Concello manifiesta que no pueden hacer más que esperar por la dichosa sentencia que no llega.
Para nosotros la desesperación va en aumento. Tristeza, rabia, impotencia. Asistimos día tras día como meros espectadores, sin poder hacer nada, viendo atónitos como continúan haciendo lo que les da la gana, campando a sus anchas, dentro y fuera de su propiedad.
En esta fotografía, del pasado lunes 10 de Marzo, se puede ver como obstaculizando completamente el camino de acceso, una hormigonera en la parte superior vuelca el hormigón a la otra, fuera del recinto de la empresa, vertiendo lodos y restos de cemento en el suelo.
Y es que aquí todo vale, sí, porque se lo permiten, porque se les ha dado y se les sigue dando por parte del Concello de Redondela carta blanca para continuar haciendo daño. El dinero manda y eso es lo único que importa.
¿Hasta cuándo aguantaremos esta situación?. Cada día me pregunto dónde está el límite de mis padres, de mi hermano, de mi misma.
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